La comprobación de hechos, un procedimiento vital en el ámbito del periodismo y el intercambio de información, sirve para confirmar la veracidad de declaraciones, alegaciones y noticias. Sus orígenes se remontan a la década de 1850 como medida para contrarrestar el periodismo sensacionalista, y su evolución ha estado marcada por entidades como Associated Press, Ralph Pulitzer, Henry Luce y The New Yorker. La verificación de los hechos puede realizarse antes (ante hoc) o después (post hoc) de la publicación de la información, y numerosas organizaciones y plataformas de medios de comunicación se encargan de esta tarea. En el ámbito político, el fact-checking desempeña un papel crucial, disuadiendo a los políticos de difundir información falsa e influyendo en la percepción y la confianza del público en las declaraciones políticas. Más allá de los entornos formales, la verificación de hechos también impregna los entornos informales, en los que los individuos y la tecnología ayudan a validar las noticias y a detectar las noticias fraudulentas. Sin embargo, el poder de la comprobación de hechos por sí sola puede no ser suficiente para atajar por completo la desinformación, lo que pone de relieve la necesidad de integrarla en los programas educativos.
Comprobación de hechos is the process of verifying the factual accuracy of questioned reporting and statements. Fact-checking can be conducted before or after the text or content is published or otherwise disseminated. Internal fact-checking is such checking done in-house by the publisher to prevent inaccurate content from being published; when the text is analyzed by a third party, the process is called external fact-checking.
Research suggests that fact-checking can indeed correct perceptions among citizens, as well as discourage politicians from spreading false or misleading claims. However, corrections may decay over time or be overwhelmed by cues from elites who promote less accurate claims. Political fact-checking is sometimes criticized as being opinion journalism. A review of US politics fact-checkers shows a mixed result of whether fact-checking is an effective way to reduce misconceptions, and whether the method is reliable.
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