El marketing directo, una publicidad[1] consiste en que las empresas se pongan en contacto directo con los consumidores para vender sus productos o servicios. Se distingue por su naturaleza selectiva, centrándose en los consumidores que se ajustan a parámetros específicos determinados por el vendedor. Esta técnica de marketing utiliza vías de comunicación directa como el correo postal, las llamadas telefónicas, los correos electrónicos y los recursos en línea, lo que le confiere un enfoque más concentrado en comparación con las estrategias de marketing más amplias. Sus orígenes se remontan a la Europa del siglo XV, y los métodos modernos fueron innovados por Josiah Wedgwood y perfeccionados posteriormente por personas como Pryce Pryce-Jones y Aaron Montgomery Ward. Los objetivos principales del marketing directo abarcan la venta de productos, la generación de clientes potenciales, cliente[2] la creación de relaciones y la fidelización de los clientes. A pesar de encontrar obstáculos como los correos electrónicos no solicitados y el spam, se han puesto en marcha soluciones como los registros de exclusión, la impresión variable y leyes como la CAN-SPAM Act para mantener su eficacia.
Marketing directo es una forma de comunicar una oferta, en la que las organizaciones comunican directamente a un preseleccionado cliente y proporcionar un método de respuesta directa. Entre los profesionales, también se conoce como marketing de respuesta directa. A diferencia del marketing directo, publicidad es más bien de carácter masivo.
Los canales de respuesta incluyen números de teléfono gratuitos, tarjetas de respuesta, formularios de respuesta para enviar en un sobre, sitios web y direcciones de correo electrónico.
La prevalencia del marketing directo y el carácter inoportuno de algunas comunicaciones han dado lugar a normativas y leyes como la Ley CAN-SPAMexigiendo que los consumidores de Estados Unidos puedan optar por no participar.